





Cedric Price (1934-2003) nació en Stone, Inglaterra, y se graduó en Arquitectura en Cambridge en 1955. Influenciado por su padre, también arquitecto, trabajó con Fuller durante un trabajo y más tarde el acabaría influyendo en Richard Rogers y Renzo Piano, en su obra del Pompidou. Arquitecto con una visión revolucionaria con pensamientos adelantados a su tiempo y por ello habitualmente incomprendido, siempre interesado en el urbanismo y en intentar mejorar la sociedad con los avances del momento. Sus obras más conocidas llegaron casualmente en el mismo momento 1961. Por un lado el Aviario de Londres, todavía hoy en pie, y el Fun Palace, que no se llego a materializar.
El Fun Palace fue realizado con la colaboración de Joan Littlewood, directora de teatro. Un proyecto que intentaba interactuar con el entorno urbano, adaptando y reutilizando un espacio abandonado en una zona industrial para construir un espacio cultural, algo muy común en la actualidad.
El proyecto consistía en crear un laboratorio de diversión con instalaciones para música, baile, teatro y para casi todas las necesidades de los usuarios debido a que el proyecto era totalmente flexible y para el uso popular. Disponía de unos pocos elementos fijos, 75 torres de acero que soportaban una gran red, todo ello sobre una gran base que sería desmontada en 10 años. Dentro es este espacio todo seria cambiante, mediante sistemas de andamios, pantallas y pasarelas móviles que se adaptarían al uso del usuario. Su admiración por las nuevas tecnologías contribuyo en la participación de Gordon Pask, pionero en la cibernética, lo que contribuía en la transformación continua del edificio.
Nunca se llego a construir y fue rechazado por última vez en el año 1974.
El gran valor de este proyecto para mi es su adelanto en el tiempo, 50 años exactamente. Por un lado destacar la intervención en sí; la rehabilitación de un espacio abandonado para reactivar el lugar con el nuevo edificio y, por otro lado, un edificio para los usuarios, que no tienen un perfil marcado, sino que son diferentes como las facetas que puede presentar el edificio dependiendo de quién lo colonice.
La similitud que le encuentro con mi proyecto es la intervención de utilizar un espacio, ahora vacio, para dotarlo de una actividad cultural-comercial rehabilitando lo existente y colonizando lo que está sin ocupar. Por lo contrario, mi intención no es realizar un edificio tan flexible, más bien un edificio rígido que sirva para diferentes usos y que las zonas conflictivas estén resueltas con solvencia. Creo que para el programa del Fun Palace si que era necesario esa flexión del edificio para cualquier adaptarse a cualquier tipo de uso, mientras que el mío si que tiene un programa más marcado y no será necesaria tanta flexibilidad.